domingo, 10 de marzo de 2013


Siempre pensé que yo era una persona fuerte. Que sabía distinguir entre los que merecen la pena y los que no. Estaba convencida de que  nunca me dejaría engañar, que mi orgullo superaría todo lo que se pusiese en mi camino. Pero entonces llegaste tú, y cambiaste todo lo establecido, pisando tan fuerte que has acabado dejando tu huella. Pero una huella profunda, de las que no se borran por mucho que pises encima. Que tengo que ser fuerte, lo sé, que cierro los puños con fuerza y me digo ami misma que no puedo dejar que me haga daño. Pero es que tú…simplemente te me escapas de las manos.